Escrito por Perla Harriet Ernest
Fundadora y propietaria de Proyecto Ernest.
El Trastorno Disfórico Premenstrual (TDPM) ha sido durante mucho tiempo una sombra silenciosa que oscurece la vida de hasta el 5% de las mujeres en edad reproductiva, que menstrúan, con síntomas significativos de ánimo negativo en la fase lútea del ciclo menstrual. El TDPM es causado por una reacción disonante del cerebro a las fluctuaciones hormonales normales. Sin embargo, en la oscuridad de este trastorno, hay una luz brillante emergiendo de los avances en neurociencia. Investigaciones recientes están arrojando luz sobre los complejos mecanismos neurobiológicos que subyacen al TDPM, ofreciendo una esperanza tangible para aquellos que lo enfrentan.
Uno de los primeros hitos en esta trayectoria de investigación fue un estudio realizado por Baehr y colaboradores en 2004, que reveló un cambio significativo en la asimetría alfa del EEG cortical frontal en mujeres con TDPM durante la fase lútea. Este hallazgo sugiere que las fluctuaciones hormonales pueden alterar la función cerebral, desencadenando síntomas emocionales y físicos debilitantes.
Otro estudio, llevado a cabo por Gignell et encontró que las mujeres con TDPM tienen una reactividad excesiva en el córtex prefrontal cuando anticipan eventos negativos, lo que podría explicar la intensificación de los síntomas emocionales durante la fase lútea. Este descubrimiento señala hacia una posible hiperactividad del sistema de respuesta emocional, brindando un objetivo claro para intervenciones terapéuticas.
La investigación también ha puesto de relieve la importancia de los receptores GABA-A en el TDPM. Un estudio de Hantsoo y colaboradores reveló una respuesta anormal a la allopregnanolona, un esteroide neuroactivo que modula estos receptores, lo que sugiere una disfunción en la regulación del estado de ánimo y el estrés.
Actualmente, los investigadores creen que para el TDPM, los ISRS funcionan aumentando los niveles de allopregnanolona. Sin embargo, la nueva investigación de Hantsoo sugiere que son los niveles de otro neuroesteroide, la pregnanolona, los que cambian cuando las personas con TDPM toman un ISRS llamado sertralina. En otras palabras, los ISRS podrían estar dirigiéndose por una vía diferente para las personas con TDPM.
La profesora de la Universidad Johns Hopkins, Lisa Hantsoo, responde: «Muchas personas, incluyéndome a mí misma, nos hemos centrado mucho en la allopregnanolona, pero tal vez deberíamos estar considerando una gama más amplia de neuroesteroides, no solo la allopregnanolona”.
Tenemos estos ISRS y los estamos administrando a personas con TDPM. Pero realmente no sabemos cómo están funcionando o por qué algunas personas no responden. Solo el 45% de las personas con TDPM en nuestro estudio respondieron a la sertralina. ¿Estas personas tienen diferentes vías biológicas? ¿Responderían mejor a un tipo diferente de medicación? ¿Quizás a un tratamiento basado en hormonas?» Clínicamente, si alguien llega con síntomas de TDPM muy graves, tal vez un ISRS sería una buena opción. Pero si alguien llega con síntomas más leves o moderados, tal vez los ISRS en realidad no hagan tanto.
Los estudios de neuroimagen, como el realizado por Manon Dubol y colegas, han mostrado diferencias estructurales en el cerebro de mujeres con TDPM, destacando la implicación de regiones cerebrales clave en la regulación emocional y el procesamiento del estrés.
Estos descubrimientos son solo el comienzo. A medida que la investigación avanza, se vislumbra un futuro prometedor donde el TDPM ya no sea un misterio sin resolver, sino un desafío abordado con precisión por la neurociencia. Terapias basadas en el cerebro podrían ofrecer soluciones más específicas y efectivas, dirigidas a las áreas cerebrales más afectadas por el trastorno.
Estos estudios son solo algunos entre muchos que examinan cómo afecta el TDPM a la función, estructura y actividad cerebral. Cubren una variedad de metodologías, y muchos tienden a tener tamaños de muestra pequeños, lo que desafortunadamente es muy común en la investigación sobre la salud de las mujeres. A través de esta investigación, sin embargo, queda claro que el TDPM podría potencialmente abordarse a través de terapias basadas en el cerebro, particularmente aquellas que apuntan a las regiones cerebrales más afectadas. El dispositivo de estimulación cerebral, Nettle®, dirige activamente la actividad hacia el córtex prefrontal para reequilibrarse, y pronto será certificado clínicamente para el manejo médico del SPM y los síntomas del dolor menstrual, en el momento de escribir esto, aún no es una opción de tratamiento aprobada médicamente para el TDPM. Se está trabajando en ensayos clínicos y con el NHS en el Reino Unido para obtener la aprobación de Nettle y también probarlo en aquellos que más lo necesitan.Tener esta información a mano para mostrarlos a los médicos en futuras consultas o a nuestros amigos y familiares, para concientizar y crear un puente de entendimiento mutuo.. Sabemos lo debilitante que puede ser el TDPM, y cuando las personas niegan la experiencia, explicar que realmente es real y qué ocurre mes a mes puede resultar abrumador
En última instancia, este conocimiento no solo ofrece esperanza a quienes sufren de TDPM, sino que también desafía la percepción culturalmente arraigada de que los trastornos relacionados con el ciclo menstrual son simplemente una parte inevitable de la vida femenina. Al elevar la conciencia y promover la investigación en este campo, estamos dando un paso hacia un futuro donde el TDPM ya no sea una carga insuperable, sino un desafío superado por la ciencia y la comprensión humana.
Recuerden, el futuro está lleno de posibilidades y cuando el cuerpo tiene salud, la mente tiene paz.
Escrito por Perla Harriet Ernest
Fundadora y propietaria de Proyecto Ernest.
Conferencista internacional, consultora y visionaria.
Entrenadora de la mente,
Mentora de comunicación y comportamiento intercultural, transformación de tartamudez, creadora del método “lenguaje fluido del alma”.
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